La Leyenda Inicia
Las máscaras legendarias han sido un misterio para los investigadores durante décadas. Fueron encontradas dentro de una cueva, en una cámara subterránea cuidadosamente fabricada en las faldas del tepuy Huachamakari. En ella había cientos de mascarones hechos de piedra, arcilla y piedras preciosas, creadas con prodigiosa precisión y un colorido inusual para obras del período al que pertenecen. En la misma cámara se encontraron tablillas de piedra con inscripciones en una lengua muerta e indescifrable, de la que no se poseían registros. Por las señas arqueológicas se pudo concluir que databan de alrededor del año 10.000 a.C, pero poco más pudo ser revelado.
Este descubrimiento sacudió los cimientos de la historiografía venezolana. Durante años se había pensado que los primeros humanos se habían asentado en la zona en el año 2.000 a.C, pues todos los descubrimientos hechos hasta entonces así lo comprobaban. Sin embargo, el hallazgo de las máscaras legendarias planteó muchas preguntas sobre el desarrollo de la civilización en el Amazonas, pero solo las tablillas de piedra podían ofrecer las respuestas.
Tras años de trabajo filológico y lingüístico, los textos que acompañaban a los mascarones pudieron ser interpretados. Son inscripciones de un libro sagrado desconocido, que relatan el origen del mundo, la humanidad y las máscaras legendarias. Las leyendas que en ellas se cuentan recuerdan a mitos de la zona del Amazonas, pero sus detalles y complejidad son algo nuevo dentro de este núcleo de creencias, por lo que se cree que pertenecen a un grupo étnico extinto.
Según puede leerse en los textos, las máscaras son representaciones de los Coamas, una especie de semidioses antropomorfos. Se decía que cada uno de ellos encarnaba alguna de las 10 virtudes divinas, haciendo de ellos seres mitológicos muy sabios y poderosos. Sin embargo, fueron expulsados del reino de los dioses y condenados a vivir con los humanos. Pasaron siglos conviviendo en sociedad e incluso llegaron a mezclarse con los habitantes de este territorio, formando así castas elitistas. Algunos de estos semidioses ayudaron a la humanidad a desarrollarse, dándoles obsequios como el fuego y el idioma. Otros, cegados por el poder, aprovecharon su posición para pisotear a los humanos impuros y favorecer a su propia clase.
Tras un acontecimiento fatal, los dioses decidieron acabar con el reino de terror instaurado por estos semidioses. Fue así como los cuerpos de los coamas fueron reducidos a máscaras, que funcionaban como portadoras de la virtud divina a la que alguna vez personificaron. Aunque intentaron huir, todos sus descendientes fueron asesinados, dejando así en libertad a aquellos que habían sido tratados injustamente durante siglos.
Los sobrevivientes quedaron a su suerte, con una sociedad desmembrada y poderosas máscaras que podían usar para beneficiarse. Sin embargo, eligieron ocultar estas piezas en lo profundo de la tierra, así como la historia detrás de las mismas, esperando que nadie nunca pudiera encontrarlas. Se sabe que abandonaron el territorio, posiblemente en una migración hacia el actual Surinam, pero su destino es desconocido. A día de hoy no se tiene más registro de esta antigua sociedad, solo nos queda la historia detrás de los Coamas y sus máscaras legendarias.